El sistema de detección de caídas detecta la caída a la piscina de una persona y activa una alarma provista de una sirena para que el adulto sepa lo ocurrido. Existen también brazaletes individuales que permiten el seguimiento del niño, y funcionan aunque no esté activado el detector general.

Existen varios tipos, los que se basan en un haz de infrarrojos que rodea la piscina, y los que analizan las ondas del agua.

Los primeros se colocan rodeando el perímetro de la piscina. Si alguien cruza la línea invisible, normalmente de infrarrojos, se interrumpirá la conexión entre dos dispositivos, saltando la alarma. Suelen ser postes, con dos haces de infrarrojos, uno alrededor de 20 centímetros del suelo y el otro a unos 45-50 cm. Algunos incorporan funciones secundaras, como luces, permitiendo iluminar la piscina durante la noche. Se debe controlar que el sistema no interfiere con robots y limpiafondos.

Los segundos detectan la caída o inmersión de un cuerpo al agua, a través del análisis de la onda subacuática, similar a un sonar, y activando la alarma. Detectan tanto una caída brusca como una suave, siendo fiables en todos los casos. Se han añadido funciones secundarias como una sonda de temperatura, o un medidor de pH.